NOCHES
Cada noche destapo los
inconfesos sueños,
desnudo los deseos
arrancando sus caretas inocentes
para vestirlos con pijamas de
lujuria,
abro la caja de caricias
reprimidas,
y ellas, juguetonas,
se expanden por los repliegues de
mi piel.
El aire huele a soledad,
y el fantasma del hambre
fustiga el sentimiento.
Después...
Sobre la sábana bordada de
recuerdos,
y la música de ningún violín,
solos: Yo, y Yo
mañana,
volverá a salir el sol
y amanecerá la cruel monotonía.
Mayo 2004
Marila.
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