SOÑANDO
Deambula sin rumbo por caminos y vericuetos,
busca
un lugar para sembrar sueños de colores,
mientras,
va derramando sus besos blancos por la
senda.
Aprendió
que, en la orilla, no crecen flores
solamente,
que
hay zarzas con espinas que pueden arañar
los sentimientos.
A
veces surgen lagartos con ojos avizores,
que analizan los
movimientos
de los transeúntes, mofándose de las lágrimas
que nublan las miradas.
Pero
ella, sigue con paso ligero y firme.
Recorre
valles y montañas de secas y estériles
esperanzas,
quiere
encontrar tierra fértil donde sembrar sus
ilusiones,
donde
puedan germinar, echar raíces y crecer.
¡Allí
está el oasis! Lo vio con los ojos del
deseo, y allí estaba él.
Desató
sus sandalias y caminó descalza por el
prado de sonrisas,
los árboles extendieron sus ramas para abrazarla con sus aliviadoras
sombras,
y la brisa acarició sus inquietudes.
Una
lluvia de pétalos preparaban el lecho,
emanando aromas
subyugantes
que la envolvían; el aire le trajo el
allegro de
violines
mágicos.
Se
miró en sus ojos, bebió su aliento.
Su
pecho se movía jadeante, queriendo
atrapar el arco-iris,
mientras
su vientre, ávido de caricias, se abría
en un orgasmo
infinito.
Los
gnomos danzaban a su alrededor, envidiando
su gozo.
Un
estallido, y mil partículas doradas,
quemaron sus venas.
Riiing, riiing, riiing…
Alargó
su mano somnolienta para acallar el ruido
inoportuno,
mientras,
despacio, va despegando las pestañas y
asume la realidad,
que
una vez más, había devorado lo mejor de
su sueño.
marila
Oct-2004
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