PENÉLOPE

 

Penélope, sentada frente a la chimenea, teje sueños confeccionando un futuro.
Mientras, de cuando en cuando, atiza el fuego para que no se apague,
para mantener el calor y la llama siempre encendida.
La lengua anaranjada unas veces y roja otras, le va dando consejos
que ella no oye o no quiere escuchar.

Sólo espera, siempre esperando mientras sigue tejiendo.

Desde una mesa cercana, dispuesta para la cena, los platos la miran
irónicamente con sus ojos blancos, huecos y vacíos.

- Eres boba si crees que volverá, ¿cuánto hace que le esperas?
Estamos cansados de acumular el polvo de tantas promesas para nada.
- ¡Silencio! Nadie os ha preguntado. ¿Por qué queréis romper mi esperanza?
- No quieren romper tu esperanza -interviene el jarrón con flores ya secas y marchitas del centro
- sólo pretenden que no seas tan ingenua, que espabiles y afrontes la realidad.

- ¿Y tú qué sabes? Me prometió que volvería y yo sé que volverá, volverá, volverá... estoy segura.

Hace esfuerzos para que sus ojos no se inunden, (las lágrimas no la dejan ver bien)
y tiene que seguir con su labor.

Unas velas, casi consumidas, la increpan también con voz airada.
- ¿Cuánto tiempo nos vas a tener encendidas aún? Nos estás quemando
inútilmente, nuestra cera derretida se derrama a cada minuto,
estamos perdiendo la figura elegante, y tú impertérrita, sigues esperando.
- ¡Dejadme en paz! Ese es vuestro cometido hasta que yo quiera, y
no me molestéis, aún tengo mucho trabajo por delante, tengo que
terminar este futuro para que cuando vuelva esté a punto.

Al cabo de unos minutos, se queda inmóvil escuchando, le ha parecido
oír la puerta, pero no...ha sido el viento.

Penélope sigue con mirada soñadora, tejiendo sueños.


Marila
Oct-2004

 

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