LA DERROTA

Envalentonada y orgullosa de mi poderío
desdeñaba lisonjas, quereres y amoríos
segura en mi coraza, cantinela repetía:
nunca jamás nadie a mi alma,
dejaré vuelva a causar alguna herida.

Aunque a veces la soledad me envuelva
y el corazón anhele compañía,
y en el duermevela de una larga noche,
mi mano se extienda adormecida,
buscando inútil otra mano cerca, 
para sentir que vives todavía.


De pronto, sin prevenirlo siquiera,
sin pensar que un simple juego de palabras
fuera a acabar con mi pedantería,
me vi atrapada entre líneas y llamadas,
impacto de un flechazo virtual, 
en un barco que a la deriva


La caricia de su voz, cambió todo mi esquema,
ha tirado por tierra mi escudo y esgrima,
desnuda, vencida, sin armas, sin estandarte
he subido a este tren que de pronto ha llegado
que ¡para colmo! no va a ninguna parte.


¿Dónde queda aquella arrogancia?
de la que hasta ayer tanto presumía
si sueño sin dormir con él,
si le añoro de noche y de día,
atrapada a un fantasma irreal
¡aunque quiera escapar, no podría!
 
marila                                                               

            Índice Poemas                                 SIGUIENTE