LA MARGARITA
Sin piedad deshojaba una hermosa
margarita,
tratando de aclarar la duda que albergaba,
susurrando un sí y un no al mismo tiempo
que sus pétalos impaciente le arrancaba
Iría más o menos por mitad de su corola
cuando un viento imprudente en mi ventana,
arrebató de mis manos la resignada flor
sin dejar que mis dudas aclarara
Me pregunté indecisa ¿ahora que hago?
¿quien puede darme una repuesta clara?
clavé mis ojos en el infinito cielo
y las estrellas burlonas me guiñaban,
a cada guiño guasonas repetían
pregúntale a quien puede contestarla.
marila
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