Sucedió que una tarde

 

Sucedió que una tarde, ya mediados mi otoño
tropecé en mi camino, con tu otoño también
y mi alma dormida de quimeras y sueños
despertó con tu brisa y empecé a renacer.

Soledad que a su paso, condiciona la vida,
o quizás fue la falta de cariño, tal vez...
el caso fue que nos vimos atrapados de lleno,
conjugando ilusiones y anhelando querer.
¿Y porqué no podemos? susurraste bajito
olvidar las heridas, sepultar el ayer
que aún tenemos derecho a sentir ilusiones
es tan bello todo esto, ¡¡por favor... créeme!!

Y bañaste mi playa con tus olas tranquilas
inundando mi alma con aromas de mar
y mi vida que estaba como barco a deriva,
recaló hasta tu puerto, con sabores a sal.

Sucedió que una noche solitaria de luna
me dijiste, ¿chiquilla dónde quieres llegar?
y el viento con fuerza, arrancó de un plumazo
las flores del jardín que tú hiciste brotar,
borrando ilusiones renacidas de nuevo y
una duda en el aire, qué hice bien, qué hice mal”
quité el ancla a mi barca, la dejé a la deriva
y con sonrisa amarga, acepté el temporal.

marila

                                                                                            

                                                                                                   

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