CUANDO SOPLA EL VIENTO
Cuando
sopla el viento...
tus promesas vuelan
alrededor como hojarascas,
sí, esas promesas
gratis que prodigabas tan generosamente:
cheques al portador de
una cuenta siempre sin fondos.
Entonces, me
balanceaba entre las cuerdas del amor y el odio,
entre el recuerdo y el
olvido, entre las espinas y las rosas;
volaba indecisa desde
las ramas de los rencores a las del perdón,
y te decía vete,
cuando quería decir ven,
y te decía adiós,
cuando por dentro gritaba: espera.
Una batalla de
contradicciones,
que se libraba allá
en el campo de los sentimientos,
Luego...
Heridas.
Urgencias.
Prescripción
facultativa:
Bañarse en las playas
del “futuro” con espuma reconfortante
para despegar de mi
piel tus eternas mentiras,
tus caricias
hirientes, tus miradas irónicas,
que llevo pegadas a mí
como lapas.
Después: vestirse de
azul y encender el sol en las ventanas.
Pero, ¿sabes?: Aún
escuecen las heridas,
aún me duelen los
silencios de eternas noches.
Tiempo de
convalecencia.
Pacientemente tiro a
la basura el libro de indecisiones
que abrió quizás el
hambre,
mientras, observo cómo
las mariposas son simplemente orugas.
Cuando pase el otoño
ya no habrá hojarasca
será el momento de
darme de alta... y
todo volverá a ser azul.
Marila. |